En el Alto da Portela, en Oia y perteneciente a la parroquia de Loureza, se encuentran las ruinas de lo que fue la primera Casa Forestal de la provincia de Pontevedra, la Casa Forestal de A Valga o más bien lo que queda de ella...
Se ubica en un cruce de caminos y al pie de la carretera que une A Portela con Mabia, es muy fácil de encontrar y la carretera en este punto está asfaltada.
Muy poca documentación hemos podido encontrar sobre lo que fue esta gran casona que aunque ahora solamente podemos ver sus paredes exteriores, por la delimitación del terreno circundante y su amplitud, ya denota su gran relevancia.
Data de finales de 1909, de la época de las primeras repoblaciones forestales en montes vecinales por cuenta de la Administración pública en Galicia. Ésta sería la primera en construirse como vivienda de los guardas y le seguirían la de Tui, A Guarda Baiona y Ponteareas.
Fue diseñada por el ingeniero forestal Rafael Areses y existe un proyecto del año 2017 por iniciativa de los comuneros de Oia para la recuperación y reconstrucción de esta antigua vivienda y convertirla en Centro de Interpretación del Patrimonio Natural, cultural, forestal y ganadero del parque.
Incluirá una sala museo con paneles informativos, un espacio de actividades de ocio al aire libre, zona de servicios, almacén y una vivienda que será habitada por un guarda forestal que realizará labores de vigilancia en el monte.
El información del proyecto que hemos podido encontrar en varios periódicos locales, parece una buena idea, suena bien. Esperemos que no quede todo en papel mojado.
En el interior ya poco se puede observar de lo que pudieran ser sus estancias, ya que como se ha desplomado el techo y lleva muchos años así, hay restos de tejas, ladrillos, residuos de gente incompetente y de todo un poco.
Aún así todavía se puede ver un viejo lavadero de piedra y hormigón que solo ver su amplitud se deduce que aquí llegó a vivir una gran familia
Bueno, una familia, o dos, ya que parece que la casa estaba dividida en dos viviendas independientes por las dos chimeneas que se pueden ver todavía en la fachada.
Del interior, poco más que destacar, ventanas, puertas y los restos de puntones en las paredes de un piso superior ya desaparecido.
Fuera se pueden ver todavía restos de patios delimitados con piedras que servirían para diversos usos y una estancia anexa entre la maleza.
En su parte posterior hay una plataforma de hormigón de lo que debió ser otro patio o terraza y de ahí parte un camino hacia un pequeño montículo que nos llamó la atención, ya que se puede ver desde abajo como un depósito de cachotes de piedra.
Subiendo hasta la cima pudimos comprobar que se trata de un antiguo depósito de agua que debía de servir de aljibe para el uso de la vivienda, y por las marcas en el terreno hacia la casa, una canalización llevaría en agua hasta ella.
Al pie de las ruinas, descendiendo unos metros entre castaños, robles, pinos y cipreses, hay una amplia área recreativa en lo que fueron parte de los terrenos de cultivo de los guardas y sus familias que residían en la casa forestal.
La zona está dividida en socalcos y cuenta con varias mesas y bancos de piedra, barbacoas, escaleras de acceso, una fuente y un depósito de agua en la parte baja, todo bajo una hermosa arboleda a la sombra.
Además hay varios caminos para senderear un poco y hacer un recorrido circular hasta la casa forestal.
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