Carburos Laforet y Ferrerías Arcade, pasado industrial en Arcade


Al lado de la estación de ferrocarril de Arcade están los restos de dos industrias que formaron parte de un glorioso pasado industrial en las que multitud de trabajadores y sus familias encontraron su sustento.

Se puede decir que la historia comienza en el año 1898 cuando el ingeniero vigués Ramón Laforet Cividanes recibía la concesión de aprovechamiento de parte del caudal del río Verdugo en Ponte Caldelas para la construcción de una central hidroeléctrica. Sería la central de "Freixa da Roca" inaugurada en 1902 con la idea de suministrar electricidad a una fábrica de carburo de calcio que quería construir en Arcade, Carburos Laforet.


En aquella época las lámparas de carburo o candiles eran la forma más utilizada para alumbrar constando de un recipiente donde se metía la piedra de carburo sobre la que goteaba agua con cuya reacción se producía gas acetileno por una pequeña abertura que se encendía para dar luz. Para todo ésto se necesitaba: piedra calcárea y carbón de coque para hacer "carburo de calcio"  fundiéndolos  en un horno eléctrico para el que necesitaban lógicamente electricidad, agua para lavar el material y un buen acceso para el transporte del mismo.

Laforet buscaría financiación y ayudas para su proyecto encontrando la participación del Marqués de Riestra y de Olimpio Pérez para crear la empresa "Compañía Eléctrica Gallega Laforet y Cía" en 1899, teniendo así la fuente de suministro de energía eléctrica.

El terreno que ocupaba la factoría era mucho más extenso de lo que hoy podemos ver con el único edificio conservado al lado de las vías del tren. Esta parte eran las oficinas centrales, había varias naves laterales y la propiedad llegaba hasta la playa donde Laforet construyó un pequeño muelle para poder desembarcar el mineral que se transportaba hasta la fábrica a través de un funicular de unos 200 metros de longitud.


Con la llegada de la luz eléctrica la producción de carburo ya no era tan demandada y las instalaciones son vendidas a la "Sociedad Española de Carburos Metálicos, S.A." de Barcelona junto con la central hidroeléctrica en 1954. En las instalaciones de Arcade se seguiría produciendo carburo unos años además de acetileno para soldaduras y oxígeno, luego serían utilizadas las naves como almacén. 

En 1980 Carburos Metálicos pierde la concesión de aguas que tenía para la central, siendo ésta concedida a Hidroeléctrica da Freixa, S.L. Con la pérdida de la fábrica y la central hidroeléctrica se extingue toda la producción "Laforet" en Arcade.

En la primera década del siglo XXI la fábrica de Arcade es cedida al Concello de Soutomaior y conservando parte de su fachada original, la convertiría en el Centro Multiusos municipal.


Justo al lado, también al pie de la vía del tren, están las ruinas de lo que fue "Ferrerías Arcade, S.A.", empresa metalúrgica abierta en 1956 que contaba con un horno eléctrico y un tren de laminación de perfiles y chapas metálicas, una de las pocas empresas que disponían de esa tecnología en Galicia.

La empresa se queda desangelada al fallecer su gerente Jesús Quesada Barrio en un accidente de aviación en 1958, en el vuelo Vigo-Madrid de Aviaco que se estrelló en la Sierra de Guadarrama (Segovia) con 16 pasajeros y 5 tripulantes que fallecieron todos en el acto. Al año siguiente la empresa es comprada por los Hermanos Freire que ya disponían de varias factorías de tornillería, almacén de hierros, fundiciones, fabricación de lingotes de acero... bajo la sociedad "Metalúrgica Galaica, S.A. - MEGASA".


Esta planta es ampliada con varias naves alargadas de gran altura y techumbre de uralita y se especializaría en laminación, fabricando hilo de alambre en rollos. Para ello se utilizaba chatarra y mineral de hierro que se fundía a altas temperaturas en el horno, el acero fundido era vertido en un molde que al enfriarse y solidificarse se trabajaba para darle el acabado final deseado.


En 1984 se vio obligada a cerrar con la desaparición de las desgravaciones en las exportaciones y por sus instalaciones que ya se habían quedado obsoletas.

Desde entonces y hasta día de hoy (2019), las naves están en un estado ruinoso cayéndose a pedazos. Algunas dependencias están siendo utilizadas por ocupas y otras son usadas por una empresa de autobuses.


En esta foto del Concello de Soutomaior podemos ver como era parte de la acometida eléctrica de la fábrica.


Y un recuerdo valioso que me ha pasado un familiar de uno de los trabajadores que formaban parte de su plantilla - Antonio Bouzón - que guardaré como "oro en paño", y al que le doy las gracias por esta felicitación navideña de los años 70 y por la información aportada.

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