La costa de A Guarda es siempre sorprendente en cualquier época del año, en invierno con los espectaculares temporales del Atlántico que en esta zona azota con fuerza, y en verano, siempre con temperaturas agradables, la luz que desprende es increíble.
Para conocerla en profundidad hoy os propongo un paseo desde la Playa de Carreiro, justo al lado del puerto de A Guarda que tiene un amplio aparcamiento, hasta el Mirador do Puntal o do Muíño en Camposancos.
Se trata del Paseo Marítimo de A Guarda de 3 kilómetros de longitud apto para toda la familia por ser fácil, llano y adaptado para personas con movilidad reducida. Al principio es una ancha acera paralela
a la carretera, para continuar sin tránsito de coches y por pasarelas de madera, siempre al borde del mar.
En el camino veremos los restos de algún molino de viento, cetáreas como la de A Grelo, varias zonas de descanso y lo más sorprendente, las Salinas romanas do Seixal
fueron descubiertas tras un fuerte temporal y gracias al proyecto "A Guarda, Mar de Sal" se realizaron excavaciones arqueológicas, pudiendo comprobar que se trataba de un gran complejo de explotación de sal marina del Imperio Romano y que estarían unidas a otras muchas a lo largo de la costa.
Su estructura nos hace recordar a las encontradas en Vigo de las que ya os he hablado y podéis ver la información AQUÍ.
Según los arqueólogos que estudiaron el hallazgo, estas salinas datan de la primera mitad del siglo I d.C. y se abandonaron a partir del siglo IV. Fueron trabajadas durante el tiempo que los romanos ocuparon el Castro del Monte Santa Trega, éstos serían los encargados de su mantenimiento y explotación. Lo que ahora podemos ver al descubierto son algunos de los tanques rectangulares que reciben el nombre de "tallos salineros". El agua del mar se conducía hasta los tanques por canalizaciones y con ayuda de las mareas, con el viento y el sol el agua iba aumentando su concentración salina hasta que la sal podía ser recogida con palas durante el verano.
Las piedras que podemos ver en la base conforman el pavimento original que estaría recubierto por algún tipo de preparado impermeabilizante formado por arcilla compactada y que hoy no se conserva, y para evitar su degradación por la salida de la vegetación, ahora se ha cubierto con mortero.
Todo un complejo salinero que nos hace una idea de la importancia que la sal tenía ya desde la época romana, que no solo la utilizaban para condimentar las comidas, sino también para la conservación del pescado.
Continuamos hacia el sur por las pasarelas de madera y llegamos a la punta do Muíño con un mirador, una pequeña área de descanso y una cruz de piedra mirando al mar.
Aquí podemos ver algunos molinos de viento más y si seguimos el paseo hacia la Praia do Muíño, encontraremos otro tipo de salinas, también por evaporación solar pero de una forma mas manual y sobre una sola roca, las salinas rupestres. Si pincháis sobre la foto superior, os redirigirá a un post con mas información.
Hasta aquí el paseo hasta la desembocadura del Miño, pero si os ha sabido a poco, podéis continuar explorando la zona que tiene senderos realmente interesantes.
Os dejo la localización de las Salinas en el mapa, por si no queréis hacer todo el paseo para verlas, ya que también se puede acceder por un camino que desciende desde la carretera de circunvalación.
Localización:
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