Uno de los lugares mas visitados en las Rías Baixas gallegas es sin duda el Monte de Santa Tecla o Trega en la localidad de A Guarda, que además de guardar uno de los castros mejor conservados de toda Galicia, ofrece unas vistas panorámicas impresionantes a toda la ciudad y la desembocadura del río Miño sobre el Atlántico.
Si estás de visita por la villa marinera de A Guarda, no te olvides de subir a este monte a unos 350 metros de altura en un entorno privilegiado. Llegar es fácil, hay muchas indicaciones que nos encauzan hacia la serpenteante carretera que nos llevará hasta su cima. Se puede llegar en coche hasta arriba aunque también hay senderos habilitados para poder hacerlo a pie como el PR G-122.
Por el camino no podrás evitar pararte en alguno de sus miradores, que, si ya te parecen impresionantes... ¡espera a llegar arriba! 😉
En los meses de verano, a mitad de camino más o menos, se instala una taquilla para cobrar el acceso en coche de 1€ por persona que incluye la entrada al Museo Arqueológico - MASAT del que luego os daré todos los detalles. Ahh! no te olvides de llevar una chaqueta o algo de ropa de abrigo, por mucho calor que haga abajo, arriba siempre hace "fresquito".
Además de las paraditas en los lugares que sea posible para contemplar las vistas, recomiendo parar en el área recreativa de Os Castrexos Nas Chans, donde se recrea una antigua vivienda castrexa con su huerta y patio.
Os dejo un vídeo que grabé mientras bajábamos para que os hagáis una idea de como es la zona. Nosotros hacía unos cuantos años que no subíamos y las laderas están muy cambiadas como consecuencia de los grandes incendios que azotaron Galicia en el año 2018, que aquí también llegaron por desgracia y la gran mayoría de árboles desaparecieron.
Unas cuantas curvas más y nos encontramos a ambos lados de la carretera con el gran yacimiento arqueológico del que solo os hablaré un poco de su historia, ya que al ser uno de los mas extensos de toda Galicia, hay multitud de información en todos lados. Se trata del Castro de Santa Tecla
Ocupa unas 20 hectáreas pero solo está excavada una pequeña parte, y viendo todas las estructuras de las viviendas por la ladera, imaginaros lo grande que sería! 😱
Era una gran ciudad que llegó a tener 5000 habitantes entre los siglos IV a. C. y el III d.C. Su primer descubrimiento fue en el año 1862 cuando unos canteros locales encontraron una escultura de bronce cerca de la ermita; en 1888 el escritor Manuel Murguía describe también las ruinas. Pero sería en 1913 con el trazado de la carretera cuando se pondría al descubierto la mayoría de las estructuras con una primera excavación arqueológica a la que se sucederían numerosas más.
El poblado fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931 y también es B.I.C.
Asomándonos a lo que sería la muralla del recinto entendemos enseguida porqué nuestros antepasados eligieron el lugar para vivir 😃 el dominio de la zona era total, tanto por mar, como por tierra y el río.
Después de la siguiente curva ya vemos el Viacrucis a la derecha y el yacimiento del Barrio de Mergelina que fue uno de los últimos en los que se han realizado intervenciones desde el año 2013 al 2018. Aquí hay aparcamiento y una opción es recorrer esta parte y subir por las escaleras hasta la cima donde se están el resto de cosas para ver, o bien subir en coche hasta arriba y hacer el recorrido inverso.
Una vez arriba del todo comenzaremos a caminar y veremos todo lo que esta parte nos depara, como la Capilla de Santa Trega situada en el Pico San Francisco. Hay documentación de su existencia ya del siglo XII pero su aspecto actual es de las reformas realizadas en los siglos XVI y XVII.
Se celebra una gran romería el día 23 de septiembre y la Procesión del Voto en la que los fieles recorren las estaciones del Viacrucis hasta la ermita, tradición que se celebra desde el siglo XIV como agradecimiento a los días de lluvia que les trajo la Santa en tiempos de la Peste Negra. Además en el mes de Agosto también se celebra la multitudinaria Festa do Monte donde no falta comida, bebida y baile sumado a las celebraciones religiosas.
Delante de la ermita está el cruceiro del siglo XVI dedicado a san Francisco, orden religiosa que habitó la pequeña isla portuguesa que podemos ver en la desembocadura del Miño, A Ínsua.
Los dos picos que se encuentran en la cima nos darán un verdadero espectáculo natural con las magníficas vistas hacia el estuario y la desembocadura del Miño, el Océano Atlántico, el valle del Rosal y Portugal. Desde el Pico do Facho veremos todo el valle del Rosal y el casco urbano de A Guarda con su puerto pesquero, y desde el Pico de San Francisco toda la confluencia del río Miño con el océano y el país vecino Portugal.
Es en éste último pico donde está la ermita, dos restaurantes (uno de ellos cerrado en la actualidad en vistas de abrir un pequeño hotel, pero las vistas desde su comedor recuerdo que eran impresionantes), y multitud de puestos para la venta de recuerdos varios de la zona.
Unas grandes antenas de televisión afean bastante la zona, pero son cosas del progreso.
En un pequeño edificio obra del arquitecto Antonio Palacios de 1934 diseñado para un restaurante, se encuentra el Museo Arqueológico MASAT, inaugurado en 1953 y cuya entrada es gratuita ya que se incluye en la tasa de acceso al monte.
El museo es pequeño de una sola planta pero tiene hallazgos realmente interesantes que los arqueólogos han ido rescatando a lo largo del tiempo como una completa colección de labras y esvásticas celtas, de monedas romanas, objetos cerámicos, de vidrio, bronce etc.
Las esvásticas son motivos ornamentales en piedra esculpidos en bloques cilíndricos decoradas con aspas o espirales en diferentes sentidos que se empotraban en los dinteles de las puertas o ventanas de las casas, que según los investigadores, representaban al Sol y la Luna, símbolos de protección para las cosechas y la buena suerte.
Ánforas para el transporte de vino o aceite en los barcos, molinos romanos, fíbulas, anzuelos, alfileres, monedas romanas de plata, cobre y bronce de los siglos I a.C hasta el IV d.C, un espléndido remate en oro de un torques - que era un collar circular abierto que utilizaban los destacados guerreros celtas como adorno cuyos extremos estaban decorados-.
Y el famoso "Cabezón do Trega", una cabeza antropomorfa labrada en piedra encontrada en las últimas excavaciones del 2016 en la que se pueden distinguir la nariz, las orejas y los ojos. Se cree que se trataba de una cabeza de un guerrero colocada en el exterior de la muralla como protección de los habitantes hacia los enemigos.
Como podéis ver todo un recorrido por la historia recogido en este espacio.
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