Pazo de Oca (A Estrada)


El Pazo de Oca es sin duda alguna, una visita que no os dejará indiferentes. Es conocido como el "Versalles gallego" por la belleza de sus jardines y estancias.
Está situado en A Estrada, provincia de Pontevedra, fue declarado B.I.C. y es de propiedad privada, con lo cual solo se puede tener acceso a los jardines, pagando una entrada para ayudar a su mantenimiento (creo que alrededor de 3€ cuando hicimos la visita en el 2014).

El conjunto visitable está formado por tres grandes elementos: la iglesia-capilla, el palacio y unos inmensos y preciosos jardines a los que os recomiendo que vayáis con calma, porque cada rincón guarda una sorpresa.


Desde hace algún tiempo alquilan uno de sus salones nobles para la celebración de banquetes.


Fue construido durante los siglos XVII y XVIII, destaca tanto por su arquitectura como por su botánica. Es un fiel reflejo de la sociedad de la época al mostrar claramente los distintos compartimentos en los que estaban divididas las clases sociales.




Su entrada principal se halla en una plaza pública donde sobresale el edificio barroco junto con la Torre del Homenaje, restos del antiguo castillo que anteriormente se erigió en el lugar.

Al fondo puede observarse la capilla dedicada a San Antonio de Padua y un paso elevado y privado para los propietarios. El conjunto finaliza con la casa donde vivían los antiguos sirvientes de la propiedad.


Tanto su fachada como sus interiores muestran los escudos de todos aquellos que han sido propietarios de este inmenso conjunto arquitectónico.


En este lugar se rodaron películas como "La piel que habito" de Pedro Almodóvar y "La Casa de la Troya".


Vamos ya hacia el interior, mientras os cuento un poco de su historia:

El Pazo se levanta sobre una antigua fortaleza medieval de los señores de Oca que pasó a manos del Arzobispado de Santiago y en 1564 fue devuelto por el Papa al rey Felipe II. Éste lo vendió el 15 de noviembre de 1586 a María de Neira.


A Andrés Gayoso Ozores se le atribuye el levantamiento en torno a 1.735 de la característica torre almenada del pazo-fortaleza y la parte del edificio adosada a esta. En la torre colocó como testimonio dos escudos con sus armas y las de su mujer, Constanza Arias de Ulloa Lemos. El hijo de esta pareja, Fernando Gayoso Ozores y Sotomayor, fue quien ordenó trazar los jardines y levantar la capilla, con dos escudos idénticos conjugando sus armas con las de su mujer -María Josefa de los Covos Bolaño-. La galería, la cocina, los dormitorios y toda el ala sur del edificio en general corresponden a esta etapa constructiva.


En su testamento Fernando Gayoso presumía de haber gastado 1.600 ducados en las obras del Pazo de Oca (cantidad es más que respetable para la época). Orgulloso de los resultados, Fernando Gayoso quiso que sus sucesores continuasen engrandeciendo el conjunto palaciego. Dejó constancia de ello haciendo grabar al final de la última de las alas del edificio una mano con el dedo índice señalando al frente junto con la leyenda «Prosiga». No hubo suerte. Sus sucesores hicieron oídos sordos hasta hoy. Domingo Gayoso de los Cobos heredó el complejo y un montón de títulos que pasó a su hijo Joaquín Gayoso.


De ahí el pazo pasó a manos de su sobrina Encarnación Gayoso y de ésta a Francisca Borja de Sevilla. La sobrina de ésta, Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa, es la actual duquesa de Medinaceli.

En 1978 creó la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, que gestiona esta propiedad. Su hijo Ignacio de Medina (Duque de Segorbe, -hermano del Duque de Feria-), es quien más se deja ver por el pazo. Un par de veces al año se aloja en él. En esos días, en el exterior del edificio lucen los pendones y ondean las banderas.


Al otro lado del zaguán se encuentra el jardín, ennoblecido por el paso del tiempo que ha dado solera a sus piedras y convertido su vegetación en ejemplares únicos.
La fuente de nito que la preside, rodeada por un seto de boj, es también una pieza singular por su original forma lobulada. Piedra y agua siguen presentes a lo largo de todo el recorrido que nos va adentrando en un recinto muy diferente, misterioso y umbrío. Es el entorno ideal para conocer las camelias que aquí son árboles centenarios.


La imagen más característica de Oca es la perspectiva de la gran ría canalizada que atraviesa el jardín, formando dos grandes estanques separados por un puente de granito. En el interior parece navegar una barca de piedra cubierta de hortensias.


El largo paseo bajo los tilos, donde al parecer se han celebrado en alguna época carreras de caballos; la galería de blancos ventanales, convertida hoy en invernadero; o el viejo lavadero, protegido bajo un gran cobertizo de madera, son también escalas obligadas de una ruta que discurre entre piedras tapizadas de líquenes y musgo con el murmullo del agua siempre constante.


Como habéis podido comprobar sus jardines son impresionantes de verdad. Hemos estado toda una mañana recorriéndolos y tantos detalles tienen que creo que algo me he dejado atrás.


En una estancia aparte del edificio central, podemos entrar en una especie de almacén-bodega donde se guardan aperos de labranza antiguos y varios objetos de uso doméstico de la época.


Forma parte de la Ruta de la Camelia que recorre 12 pazos con sus jardines por toda Galicia y en donde podemos encontrar diversas variedades de esta flor que procedente de Oriente se instaló en nuestra tierra para quedarse a finales del siglo XVIII.


Por su cercanía a otros lugares de gran interés, os recomiendo para continuar la ruta: El mirador de Gundián en Vedra, la Fervenza do Toxa en Silleda, el Mosteiro de Carboeiro o las Brañas de Xestoso.

Y como siempre os dejo su ubicación:


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